España es un punto fundamental de entrada de especies protegidas desde Latinoamérica hacia Europa; las especies más habituales en este tipo de comercio son los reptiles y anfibios, las tortugas y los loros
EL UNIVERSAL
Madrid.- El tráfico ilegal de especies amenazadas está utilizando las mismas rutas de la droga para acceder desde Latinoamérica a España e incluso algunos narcotraficantes cambiaron su negocio por los animales exóticos, muy lucrativo y menos arriesgado.
España es un punto fundamental de entrada de especies protegidas desde Latinoamérica hacia Europa, explicó a Efe el capitán del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, Salvador Ortega. El tráfico ilegal de estas especies es "muy lucrativo" y la tendencia no es descendente: "sigue habiendo muchísimo".
Estas personas utilizan "las mismas rutas de la droga y algunos narcos cambiaron su negocio por el de las especies exóticas", dado que el riesgo es "mínimo", la infracción leve (en comparación con el tráfico de drogas) y se gana mucho dinero, según el capitán Ortega.
Por ejemplo, traer un pequeño huevo no levanta sospechas. Pero dentro de ese huevo, que después eclosiona, se esconde una determinada especie de loro que puede superar los 15 mil euros de precio (unos 20 mil 500 dólares).
Las especies más habituales en este tipo de comercio son los reptiles y anfibios, las tortugas (traídas de Marruecos) y los loros. Otro mercado negro que la Guardia Civil intenta atajar con sucesivas campañas anuales de inspección, es el de la distribución irregular de los perros de raza, resultado de lo cual "muchos comercios han cerrado y otros han mejorado bastante".
El precio de los animales criados en las llamadas "fábricas de mascotas", ubicadas sobre todo en Eslovaquia, Chequia y Hungría, es similar al que se puede comprar a un criador certificado, pero ha sido adquirido por el vendedor por 30 ó 40 euros.
"Muchos de estos animales mueren en los transportes piratas, ya que vienen en muy malas condiciones sanitarias y son más pequeños de lo que permite la norma europea (tres meses y 21 días)", añadió el capitán Ortega. Parte del negocio consiste en que "estas personas los tienen muy poco tiempo, con lo que ahorran tanto en alimentación como en vacunas de los perros".
"Es un problema que ha ido a más, porque cada vez es más fácil comprar las mascotas a través de Internet. Anteriormente, muchos desconfiaban de Internet y preferían comprar el perro in situ".