CIUDAD DE MÉXICO, 13 de noviembre.- Por mayoría absoluta, el Senado de la República aprobó por cédula en el Pleno --97 votos a favor y 10 en contra-- que el doctor en derecho Luis Raúl González Pérez, sea el nuevo presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), desde hoy y hasta el 15 de noviembre de 2019.
De inmediato, el presidente de la mesa directiva de la Cámara Alta, Miguel Barbosa, le tomó la protesta de ley al nuevo ombudsman, quien fuera Abogado General de la UNAM, el último fiscal para el caso Colosio y quien se desempeñó en diversos cargos durante 12 años, dentro de la propia CNDH.
En tribuna, legisladores de todos los partidos le hicieron ver al funcionario entrante a esta responsabilidad que México necesita y México merece un organismo de esta naturaleza que sea autónomo y que responda efectivamente a las legítimas demandas de la sociedad en este tema que no siempre ha dado resultados.
Más aún, Pablo Escudero, senador del Verde, indicó que una de las primeras labores a desarrollar, por ejemplo, será revisar a fondo la estrategia que la Comisión ha desarrollado para el problema de Iguala y saber si hay que cambiar totalmente la misma o ahondarla para recobrar la justicia para las familias que se han visto agraviadas por este tema.
Del lado priista, Diva Gastélum señaló en tribuna que había costado mucho trabajo elegir la terna final, en la que estuvo también Mauricio Farah (que obtuvo dos votos) y Sara Irene Herrerías (otros dos), aunque también ponderó a su compañera diputada federal Miriam Cárdenas, quien declinó de último momento participar en la elección.
Los panistas Roberto Gil y Adriana Dávila insistieron en los desafíos que ahora encarará el nuevo ombudsman y resaltaron que habrá un Observatorio Legislativo de Derechos Humanos, enfatizó la segunda, que monitoreará lo que haga o deje de hacer el presidente comisionado de la CNDH.
Dolores Padierna, de la bancada perredista, formuló severas críticas al saliente ombudsman Raúl Plascencia cuya actuación en varios casos, ejemplificó, ha sido omisa, tardía e ineficiente para las exigencias de una sociedad que requiere respuestas y no justificaciones.