La clásica frase de "lamento mucho tu pérdida" puede no ser la mejor opción cuando una persona está pasando por una muerte cercana
Agencias
México
La muerte de un ser querido siempre significará un golpe muy duro para las personas que deben quedarse a sentir la ausencia, y aunque muchas piensan que el dolor sentido es sólo una muestra del amor tratando de resistir, pasar por ello no es una cosa fácil. Pues el duelo es un proceso profundamente humano y universal que, aunque compartido, se vive de forma única e irrepetible en cada persona.
Cuando alguien cercano a nosotras atraviesa la pérdida de un ser querido, es normal que surja la inquietud por saber cómo apoyar, cómo hablarles, y, sobre todo, cómo brindar un alivio sincero y respetuoso a su dolor. La tanatóloga Gaby Pérez Islas, experta en el tema, sostiene que en momentos de duelo, más que encontrar "la frase perfecta", se trata de acompañar, entender y estar presentes de manera sensata y respetuosa.
El duelo, explica Pérez Islas, es una respuesta emocional y psicológica ante la pérdida de algo o alguien significativo; es un proceso que incluye diferentes etapas y que puede variar en duración e intensidad para cada persona. Aunque suele asociarse a la muerte, el duelo también puede surgir de rupturas sentimentales, cambios de vida significativos o pérdidas materiales importantes.
Sin embargo, según Pérez Islas, el acompañamiento en el duelo no se trata de "curar" a quien está en proceso de curación, sino de acompañarlo en su viaje. "No hay frases mágicas ni palabras que eliminen el dolor de una persona en duelo", dice Pérez Islas, "pero sí hay maneras de estar presentes y hacer más llevadero el proceso".
¿Qué decirle a alguien que perdió a un ser querido?
De esta forma, la tanatología (disciplina que estudia la muerte y el duelo) propone acompañar este proceso de manera constructiva, ayudando a quienes lo atraviesan a encontrar sentido en la pérdida y a reintegrarse a la vida con nuevas herramientas emocionales.
Para muchas personas, ofrecer palabras de consuelo a alguien en duelo puede resultar incómodo ya que surge el temor a decir algo inapropiado, a herir o a minimizar el dolor del otro. Ante ello, la tanatóloga Gaby Pérez Islas aclara que no existen palabras que puedan "arreglar" el dolor de una pérdida, pero enfatiza que algunos mensajes son más constructivos que otros, tales como:
Evita las frases hechas y los clichés
Resulta común que al intentar consolar, recurramos a frases como "todo pasa por algo" o "él/ella está en un lugar mejor"; aunque dichos con buenas intenciones, este tipo de frases pueden sonar vacías o incluso ofensivas para alguien que está atravesando el dolor. Según Pérez Islas, estas frases tienden a minimizar la experiencia de la pérdida y pueden hacer sentir a la persona que su dolor no es válido. "Evitar los clichés es un acto de respeto", comenta, "es reconocer que el duelo es complejo y único para cada individuo".
Ofrece validación y respeto a su experiencia
El duelo es una experiencia profundamente emocional y, a menudo, irracional ya que las personas pueden pasar por momentos de tristeza extrema, ira, culpa o incluso desesperanza. Para Pérez Islas, lo mejor que podemos hacer es ofrecer a la persona en duelo la libertad de expresar estas emociones sin juzgarlas o intentar solucionarlas; algunas palabras útiles pueden ser: "entiendo que esto es difícil para ti" o "Es normal sentirte así". Estas expresiones, aunque sencillas, pueden proporcionar un espacio seguro para la persona y ayudarla a sentirse comprendida y acompañada.
No intentes que “vean el lado positivo”
Una reacción común al querer consolar es intentar mostrar una “perspectiva positiva” de la situación. Comentarios como "al menos no sufrió" o "ya está descansando" pueden invalidar la experiencia de la persona en duelo, haciéndola sentir que su dolor no es válido o que debería sentirse mejor de inmediato. Pérez Islas explica que, en lugar de tratar de "hacerles ver el lado positivo", es preferible ofrecer nuestro apoyo sin imponer nuestras ideas o expectativas.
La importancia del silencio y la escucha activa
Uno de los aspectos más profundos del acompañamiento, según Pérez Islas, es aprender a estar presente en silencio ya que muchas veces, el mejor apoyo que podemos ofrecer es simplemente escuchar, sin prisas ni interrupciones, permitiendo que la persona exprese sus emociones en su propio tiempo y espacio. “El silencio es oro cuando estás acompañando a alguien en duelo. Muchas veces es mejor estar en silencio y simplemente estar ahí, sin forzar palabras que quizás no puedan llenar el vacío que sienten”, asegura la tanatóloga.
La escucha activa es otra herramienta clave e implica prestar atención no solo a las palabras, sino también a los gestos, los silencios y las señales no verbales de la persona. "La escucha activa le muestra a la persona que realmente estamos ahí, con todo el corazón", afirma Pérez Islas.
¿Cómo mostrar apoyo práctico a alguien que ha perdido a un ser querido?
Además de las palabras y el silencio, Pérez Islas sugiere que otra manera efectiva de apoyar a una persona en duelo es ofreciéndole ayuda práctica. Durante el proceso de duelo, las personas pueden sentirse abrumadas por las tareas cotidianas y la logística relacionada con la pérdida (como trámites o gestiones). Ofrecer ayuda en este sentido puede ser un alivio significativo y una forma concreta de expresar nuestro apoyo, algunos ejemplos de ayuda práctica pueden incluir:
- Ofrecerse para ayudar con tareas específicas como hacer las compras, preparar comidas, o cuidar a los hijos o mascotas.
- Acompañar en gestiones relacionadas con el fallecimiento, si la persona lo permite.
- Proponer momentos de descanso o distracción en momentos apropiados, sin forzar a la persona a salir o socializar si no se siente preparada.
¿Cuáles son las fases más comunes del duelo, después de una muerte?
Aunque el duelo es un proceso único, las etapas más comunes del duelo fueron definidas por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross en su modelo de las "Cinco Etapas del Duelo". Aunque estas etapas no se viven de forma lineal ni necesariamente todas las personas las atraviesan de la misma manera, son una guía general para entender el proceso emocional que muchas personas experimentan al enfrentar una pérdida significativa.
Las etapas del duelo son:
- Negación: la persona se niega a aceptar la realidad de la pérdida ya que la negación es un mecanismo de defensa temporal que ayuda a amortiguar el impacto emocional inicial y brinda un tiempo para procesar la noticia. Las personas pueden pensar o decir cosas como: "Esto no puede estar pasando" o "No lo creo".
- Ira: después de que la realidad de la pérdida comienza a asentarse, puede surgir la ira. En esta etapa, la persona puede sentirse frustrada y enojada con la situación, con otras personas, o incluso consigo misma. Es común que surjan preguntas como: "¿Por qué a mí?" o "Esto no es justo".
- Negociación: la persona intenta "negociar" para revertir o modificar la realidad de la pérdida ya que puede hacer promesas o tratar de encontrar soluciones que le den sentido a la situación o le devuelvan el control. En los duelos relacionados con enfermedades, es común que las personas negocian con la esperanza de que la situación cambie o mejore.
- Depresión: la depresión en el contexto del duelo es una reacción natural a la pérdida. En esta etapa, la persona experimenta una profunda tristeza y puede sentir desesperanza o un fuerte sentimiento de vacío. La depresión puede ser una etapa prolongada y suele venir acompañada de llanto, introspección y una disminución en la energía y el interés por las actividades cotidianas.
- Aceptación: finalmente, en la etapa de aceptación, la persona comienza a asumir la realidad de la pérdida y encuentra maneras de continuar adelante. Aceptar no significa "olvidar" o "superar" la pérdida, sino aprender a vivir con ella. La persona puede comenzar a adaptarse ya encontrar un nuevo equilibrio en su vida, integrando el recuerdo de la pérdida de una forma más constructiva.
Al ofrecer apoyo, es importante recordar que no existe un “tiempo correcto” para superar el duelo, pues algunas personas pueden necesitar más tiempo para procesar la pérdida, mientras que otras pueden parecer avanzar más rápidamente. "No juzgues la duración del duelo de una persona ni le pongas plazos", sugiere Pérez Islas. "El duelo no es algo que se pueda apresurar; cada persona tiene su propio ritmo y es vital respetarlo".
Nota tomada del Heraldo de México