En este día de lucha y rebeldía, se recuerdan a las y los estudiantes que fueron silenciados por las balas de intolerancia y represión, por lo que conocer la historia de esta canción te estremecerá
Agencias
México
Hoy, el viento frío y el cielo nublado llora por lo sucedido aquel 2 de octubre de 1968, cuando cientos de estudiantes, maestros y civiles fueron silenciados por las armas del gobierno. Desde ese momento, Tlatelolco se convirtió en terreno de lucha y recuerdo, guardando entre sus piedras el dolor y desesperación de quienes protestaban en busca de justicia; pero las paredes no son las únicas que guardan las memorias de las y los jóvenes desaparecidos y asesinados, pues la música también se convirtió en el estandarte que sigue sonando hoy.
Y es que la música tiene el poder de contar historias y capturar momentos importantes de la historia de un país y, por supuesto, su gente. A través de sus melodías y letras, las canciones pueden convertirse en testigos de los acontecimientos que forjan la memoria colectiva de una nación, y también son un medio para no olvidar ni perdonar aquellos actos atroces que siguen siendo silenciados por una conveniente "verdad histórica".
Es así como este 2 de octubre, la piel de quienes son atravesadas por las injusticias se enchina al recodar que el rock en español se posicionó, desde hace muchos años, en contra de la represión del gobierno y una de las bandas que no quita el dedo del renglón es Caifanes, quienes en 1990 sacudieron a los intolerantes con la canción "Antes de que nos olviden", misma que captura uno de los episodios más oscuros de la historia de México: la matanza de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968.
¿Qué significa la canción "Antes de que nos olviden"?
Este trágico evento, que resultó en la muerte de cientos de estudiantes y civiles a manos del ejército mexicano en la Plaza de las Tres Culturas, dejó una profunda herida en la sociedad mexicana. Y aunque muchas generaciones posteriores no vivieron el hecho directamente, su memoria ha sido mantenida viva gracias a testimonios, libros, y por supuesto, a canciones como "Antes de que nos olviden", que se ha convertido en un himno de resistencia y memoria.
Salida del álbum "El Diablito" (1990), "Antes de que nos olviden" es mucho más que una canción de protesta, es un canto a la resistencia ya la memoria, pues Caifanes logró plasmar en esta pieza musical una poderosa metáfora de la lucha por la libertad y la justicia. La letra, impregnada de melancolía y fuerza, nos transporta a ese día fatídico de 1968, cuando cientos de vidas fueron truncadas por la violencia estatal.
Desde el primer acorde, la atmósfera musical de la canción es sombría pero emotiva ya que las guitarras, que acompañan la inconfundible voz de Saúl Hernández (vocalista de la banda), crean una sensación de nostalgia que parece reflejar el dolor colectivo por la pérdida de vidas inocentes. El estribillo "Antes de que nos olviden, haremos historia" resuena como un grito de desesperación, pero también de esperanza; es un recordatorio de que, aunque las víctimas de Tlatelolco hayan sido silenciadas, su legado sigue vivo en la memoria de aquellos que luchan por no olvidar.
Pero esta no es una simple canción de protesta, sino que también es un testimonio vivo de aquel 2 de octubre del 68, ya que en una entrevista, Saúl Hernández compartió la historia detrás de la creación de la canción. Relató que fue escrito en tan solo 10 minutos, después de recordar el impacto que el esa fecha tuvo en su familia, pues su hermana llegó a casa llorando ese día, aterrada por la violencia que había presenciado. Aquel amargo recuerdo, años después, se transformó en la poderosa letra de "Antes de que nos olviden".
Vi a mi hermana muy asustada que llegó llorando, mi mamá la abrazo, luego mi papá corriendo a la gente… (lo recuerdo) como algo muy extraño, muy feo; luego ese recuerdo se va automáticamente a muchos años después y compongo ‘Antes de que nos olviden’, empecé a escribir y a escribir y salió en 10 minutos, declaró Saúl Hernández en esa entrevista.
Es así como el poder de "Antes de que nos olviden" radica en su capacidad para conectar a las nuevas generaciones con los eventos de 1968, manteniendo viva la memoria de las víctimas y recordando la importancia de la resistencia colectiva frente a la injusticia. La canción de Caifanes ha trascendido fronteras, siendo reconocida no solo en México, sino también en el extranjero, como un himno que denuncia los abusos del poder.
De hecho, la música ha sido históricamente una herramienta poderosa para la memoria y la resistencia, pues en muchos países, las canciones han jugado un papel crucial en la denuncia de regímenes autoritarios y en la preservación de la memoria histórica. Desde la música de protesta de la era de los derechos civiles en Estados Unidos hasta las canciones que denunciaban las dictaduras en América Latina, la música ha sido un arma en la lucha contra la opresión.
A más de 30 años de su lanzamiento, "Antes de que nos olviden" sigue siendo relevante, por lo que cada año, el 2 de octubre, miles de mexicanas y mexicanos salen a las calles para recordar a los caídos en la matanza de Tlatelolco, y la canción de Caifanes suele ser uno de los himnos que acompañan estas manifestaciones. En un país donde la violencia y la represión continúan siendo temas candentes, la canción sigue siendo un llamada a la resistencia ya la justicia.
Letra de "Antes de que nos olviden" de Caifanes
Antes de que nos olviden
Haremos historia
No andaremos de rodillas
El alma no tiene la culpa
Antes de que nos olviden
Rasgaremos paredes
Y buscaremos restos
No importa si fue nuestra vida
Antes de que nos olviden
Nos evaporaremos en magueyes
Y subiremos hasta el cielo
Y bajaremos con la lluvias
Antes de que nos olviden
Romperemos jaulas
Y gritaremos la fuga
No hay que condenar el alma
Aunque tú me olvides
Te pondré en un altar de veladoras
Y en cada una pondré tu nombre
Y cuidaré de tu alma
¿Qué ocurrió en México el 2 de octubre de 1968?
El movimiento estudiantil en México en 1968 se enmarcó en un contexto de creciente represión gubernamental bajo la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz, en un país que, aunque tenía estabilidad económica, estaba controlado por un régimen autoritario encabezado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es por ello que las y los estudiantes de diversas universidades e instituciones, principalmente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), salieron a las calles a lo largo de ese año para protestar contra la represión policial, la falta de libertad de expresión y el autoritarismo del gobierno.
La creciente tensión entre las y los estudiantes, y las autoridades culminó en una serie de enfrentamientos en julio y agosto de 1968, que llevaron a la militarización de las universidades y la intensificación de las protestas. Para septiembre de 1968, el movimiento había crecido, atrayendo la simpatía de diversos sectores de la sociedad mexicana; sin embargo, el gobierno temía que las manifestaciones afectaran la imagen del país, ya que México se preparaba para ser el anfitrión de los Juegos Olímpicos que comenzarían el 12 de octubre de ese mismo año.
La Matanza de Tlatelolco
Finalmente, el 2 de octubre de 1968, en medio de un ambiente de tensión y represión, miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas para una manifestación pacífica convocada por el Consejo Nacional de Huelga (CNH), que era el órgano principal del movimiento estudiantil. La protesta se desarrolló con normalidad hasta que, al caer la noche, el ejército y un grupo paramilitar conocido como el Batallón Olimpia, que vestía de civil pero con un distintivo guante blanco en una mano, comenzaron a disparar contra la multitud.
La represión fue brutal y caótica. Se cerraron las salidas de la plaza, por lo que las y los manifestantes, junto con periodistas y transeúntes, quedaron atrapados. Testigos relataron escenas de pánico, con personas corriendo y buscando refugio mientras las balas los alcanzaban ya que no solo se disparó contra las y los manifestantes, sino también contra departamentos y edificios aledaños. El ataque dejó un número indeterminado de muertos y heridos, pues el gobierno minimizó las cifras oficiales, reportando solo alrededor de 30 muertos; sin embargo, investigaciones posteriores y testimonios señalan que el número de víctimas fue mucho mayor, posiblemente llegando a cientos.
El gobierno mexicano impuso un fuerte control mediático sobre los eventos y durante décadas el número exacto de víctimas y los detalles de la operación militar permanecieron ocultos. Las familias de las víctimas, junto con organizaciones de derechos humanos, han continuado exigiendo justicia y el esclarecimiento total de los hechos.
Sin duda alguna, la masacre de Tlatelolco marcó profundamente la historia política y social de México, ya que un punto de inflexión que demostró el autoritarismo y la brutalidad del régimen del PRI en ese momento. Aunque el gobierno de Díaz Ordaz intentó sofocar el movimiento estudiantil, la matanza fortaleció la conciencia política de muchas generaciones de mexicanos y abrió el camino para futuros movimientos a favor de la democratización y los derechos humanos.
Cada año, el 2 de octubre es registrado con marchas y actos conmemorativos en todo México, y la frase "2 de octubre no se olvida" se ha convertido en un grito de resistencia, y sigue siendo una consigna de aquellos que luchan por la memoria, la justicia y el fin de la impunidad en el país.
Nota tomada del Heraldo de México