Cristian Arciniega/EL UNIVERSAL
CIUDAD DE MÉXICO
Jugar es una actividad esencial para el desarrollo de los niños, tanto a nivel cognitivo como emocional. Les ayuda a reforzar diferentes habilidades físicas (sobre todo aquellas relacionadas con el movimiento) y a estimular el lenguaje, el cual les permitirá establecer vínculos sociales más adelante.
Según la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), el juego favorece la creatividad, contribuye a formar nuevas competencias que los lleva a mejorar su confianza y, conforme crecen, también los impulsa a practicar capacidades como la toma de decisiones y el liderazgo. "Esta actividad se considera uno de los principales catalizadores del desarrollo. Es tan importante como comer, dormir y otras tareas básicas, no solo en la infancia, sino a lo largo de la vida", señala Fernando Fernández Castro, psicólogo y director de la Clínica de Atención a la Condición Autista y Maltrato Infantil de la Universidad Intercontinental (UIC).
De este modo, jugar resulta una forma natural de que los niños se mantengan activos, en buena condición y de ser felices. Los pequeños pueden aprender importantes habilidades como confianza, autoestima, resiliencia, interacción, curiosidad e independencia a través de esta sencilla acción. Para fortuna de los padres, en el mercado existe una amplia oferta de juguetes que les ayudan a desarrollar distintas competencias. Sin embargo, no siempre la pieza más atractiva será la adecuada para ellos. Cada uno de estos objetos debe cumplir una función según los años del menor, por lo que elegir uno correcto garantizará su aprendizaje, diversión y seguridad.
PARA LOS MÁS PEQUES
"Todos los juguetes tienen una edad indicada. Es importante poner atención a este aspecto principalmente por un tema de seguridad.
"Hay piezas diminutas, por ejemplo, que pueden producir asfixia en los más pequeños", advierte el también maestro en Psicoterapia Psicoanalítica.
Del nacimiento a los seis meses, los bebés no pueden ver los colores con claridad. Es por ello que los diseños en colores blanco, negro y rojo (con patrones llamativos) suelen captar más su atención. También se recomienda darles sonajeros, tanto de mano como de muñeca, para que empiecen a identificar el sonido. Los juguetes musicales con luces resultan otra buena opción. "En esta etapa, los bebés juegan por lo general con su propio cuerpo. Difícilmente van a voltearse o gatear; por lo tanto, el objeto debe girar en torno a ellos", recomienda Fernando Fernández Castro.
Los gimnasios con figuras móviles o colgantes, así como los tapetes de actividades, ayudan a despertar su curiosidad y a estimular el movimiento, además de que permiten la interacción con los adultos.
Posteriormente, de los seis meses al primer año, los infantes tienen más movimiento, por lo que deben preferirse juegos que estimulen su capacidad motriz y que lo motiven a no estar en el mismo lugar. Los especialistas sugieren darles, asimismo, algunos objetos que promuevan la afectividad, tales como peluches o muñecos de trapo o tela.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no exponer a los niños menores de dos años a pantallas de televisión ni a dispositivos electrónicos. A dicha edad, los pequeños necesitan el contacto directo con las personas para obtener respuestas, lo cual no brinda una tableta o celular. Además, su uso frecuente puede interferir con su sueño.
EN CONSTANTE CRECIMIENTO
"Después del primer año, los pequeños comienzan a desarrollar una motricidad más gruesa, como caminar, correr, danzar o sentarse. En esta etapa adquieren especial importancia las texturas, las formas y los colores: todo aquello que los ayude a madurar sus sentidos (luces, sonidos o aromas) y los impulse a moverse", indica Gabriela Ortiz González, directora de Salud y Bienestar Estudiantil de la Universidad TecMilenio.
Expertos aconsejan darles juguetes para empujar o jalar; por ejemplo, cochecitos o carretas, o animalitos con ruedas que tengan una cuerda para tirar. Otra alternativa son pelotas de distintos tamaños, así como libros especiales para ellos con muchos colores o texturas.
Apilar objetos grandes de diferentes formas y colores también les llama mucho la atención. Los juegos de simulación, como granjas o casas de muñecas con animales, resultan buenas opciones para los pequeños de este grupo de edad, pues los invitan a desplazarse y a imaginar.
En este rango aún es muy importante revisar a detalle las piezas que componen el juguete (que no sean pequeñas o puedan zafarse), para evitar que puedan ser ingeridas por el menor. De igual manera, los materiales con que esté fabricado no deben ser tóxicos ni deben desprender ningún tipo de partícula.
A partir de los dos años, se recomienda integrar juegos que imiten a los adultos, tales como muñecas, utensilios de cocina, teléfonos u otras herramientas. Los instrumentos musicales, asimismo, benefician el desarrollo del sentido del oído, por lo que no deben descartarse a dicha edad.
HABILIDADES POR DELANTE
De los 3 años en adelante, los niños están listos para realizar más actividades. De ahí que deban dárseles juguetes que promuevan tanto el movimiento como la coordinación, además de ayudarles a estimular otras habilidades: la memoria, la coordinación, el lenguaje, la imaginación, entre otras.
"En este periodo comienza la interacción con otros niños. También empieza a desarrollarse la motricidad fina, por lo que el uso de las manos se vuelve primordial. Deben estimularse capacidades relacionadas con la escritura o colorear, menciona la especialista Gabriela Ortiz González.
Para practicar sus habilidades manuales, los juegos de construcción se convierten en una alternativa favorable para los pequeños de cuatro años en adelante. "Hay cinco competencias que se fortalecen al jugar con bloques. Dentro de las cognitivas, se encuentra la resolución de problemas y el pensamiento flexible, al aprender a resolver tareas complejas.
"Entre las habilidades emocionales están el aumento de la confianza, el autocontrol y el establecimiento de metas. También se promueve la interacción social, la creatividad y mantenerse físicamente activos", apunta Brenda Quevedo Godínez, directora general de mercadotecnia para Grupo Lego Latinoamérica.
A partir de los 5 años, consideran expertos, los niños pueden interactuar con juegos de mesa diseñados especialmente para su edad. De igual manera, resulta el momento perfecto para empezar a seguir instrucciones y estimular todavía más la actividad física.
Vehículos como triciclos, bicicletas o patinetas se incluyen entre las recomendaciones para fortalecer habilidades como la coordinación. Eso sí, siempre deben estar bajo vigilancia de un adulto y, en todo momento, contar con el equipo de protección requerido para evitar lesiones o accidentes graves.
SABER DECIR QUE NO
Poco a poco, el criterio de los pequeños cobra relevancia en la elección de sus juguetes. No obstante, especialistas aconsejan fijarse si la edad recomendada del objeto coincide con la del menor, principalmente porque dicho parámetro se relaciona con la seguridad, así como con su capacidad para interactuar de manera natural con el mismo.
"Si el infante se frustra al momento de jugar por no poder conseguir algo, lo más probable es que tenga en sus manos un juguete inadecuado para su etapa. Estos objetos deben ayudarlo a imaginar, a crear y a desarrollarse tanto de manera cognitiva como física.
"Por otro lado, hay que revisar que los materiales con que estén hechos sean duraderos y no causen toxicidad", advierte la directora de Salud y Bienestar Estudiantil de la Universidad TecMilenio. Asimismo, deben rechazarse aquellas piezas con puntas afiladas o que sean extremadamente pesadas, ya que pueden lastimar a los pequeños.
La temática de los juegos también resulta importante a la hora de adquirirlos.
"Hay que evitar que el niño normalice ciertas actitudes de violencia o agresión, por lo que no debemos regalar juguetes bélicos. Otras opciones, como videojuegos o dispositivos móviles, no son acordes para todas las edades", señala Ortiz González.
Al respecto de estos últimos, la OMS señala que la actividad física no debe ser reemplazada por el tiempo de pantalla, ya que esta conducta puede conducir al sedentarismo, así como a alteraciones del sueño.
De los 3 años en adelante, el lapso de exposición de los niños a estos dispositivos debe ser menor a 60 minutos diarios, mientras que su periodo de movimiento debe superar los 180 minutos al día.
Los juguetes se convierten en los mejores acompañantes durante la infancia, por lo que no solo deben garantizar su seguridad, sino también promover su desarrollo en diferentes planos: intelectual, emocional y motriz. La elección correcta de éstos permitirá obtener mayores beneficios, así como asegurar grandes momentos de diversión.
¿QUÉ TANTO ES TANTITO?
Respecto al tiempo diario de juego, especialistas coinciden en que antes de los cinco años no debe haber ningún tipo de restricción. "Por ningún motivo, esta actividad debe interferir con sus tareas esenciales, como comer o tener un sueño completo", menciona Fernando Fernández Castro, académico de la Universidad Intercontinental.
La supervisión por parte de los adultos resulta indispensable en todas las etapas, ya que, conforme aumenta su edad, los juguetes se vuelven más complejos y podrían representar algún riesgo si no se manipulan de forma adecuada. Además, estar a su lado mientras juegan les permite a los padres interactuar con ellos y fortalecer lazos.