Ciudad de México. Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) identificaron siete sitios en un área de 300 hectáreas con pasado prehispánico, cuya ocupación iría del año 500 al 1200 o 1300 d.C., donde descubrieron 426 petrograbados, entierros humanos con cascabeles y espejos de obsidiana, además de utensilios domésticos, en la costa sur del municipio de Compostela, Nayarit.
En un comunicado del INAH se informa que los trabajos de salvamento arqueológico están a cargo del arqueólogo José Rodolfo Cid Beziez, de la Coordinación Nacional de Arqueología, con la colaboración de la arqueóloga Concepción Cruz Robles, quienes destacaron que este proyecto se originó en 2015 en un área de 300 hectáreas.
En ese sitio se han recuperado y estudiado más de 97 mil 934 tiestos, muchos asociados a artefactos de molienda y utensilios domésticos, como vasijas y cerámica bicroma, además de 37 cascabeles metálicos y dos espejos manufacturados sobre núcleos agotados de obsidiana.
Los 426 petrograbados tienen motivos que van desde sencillas líneas hasta espirales, figuras antropomorfas e incluso tallas que aluden a elementos acuáticos del Altiplano Central mesoamericano, como los chalchihuitls.
"Muchos de los elementos cerámicos guardan relación con la tradición Aztatlán, documentada por la investigadora Isabel Kelly en sitios arqueológicos como Chametla y Siqueros, en Sinaloa, o San Felipe Aztatlán y Tuxpan, en Nayarit, pero particularmente con Amapa, ubicado al suroeste del actual municipio nayarita de Santiago Ixcuintla", detalló Concepción Cruz.
Las diferencias entre lo encontrado en esta región y la cerámica de Amapa estudiada por Isabel Kelly y Clement Meighan en 1976, podrían indicar que la región tuvo un desarrollo aparte.
Algo similar ocurre con los fechamientos de los sitios, ya que se teoriza que en ellos pudo residir más de un grupo cultural en diversos momentos de la historia.
De momento, explicó Rodolfo Cid, se tiene un horizonte temporal que va del periodo Clásico Tardío al Posclásico Temprano (500 al 1200 o 1300 d.C.).
Los sitios comentados son denominados: El Arroz, Cerro Canalán, Playa Canalán, El Arenal, Majahua, El Arco y Camino a Majahua. Si bien todos corresponden a caseríos y aldeas ubicadas en las cuencas de macizos montañosos y valles intermontanos, presentan algunas particularidades.
En Cerro Canalán, por ejemplo, se localizaron petrograbados cuya elaboración quedó inconclusa, lo que permitió a los arqueólogos conocer su técnica de manufactura por puntilleo y desgaste.
Dentro de El Arenal, una planicie con una longitud mayor a los 3.5 kilómetros, se tienen identificados cinco montículos cuyas dimensiones van desde los 24 hasta los 64 metros de diámetro. Pese a que hasta ahora no pueden inferirse estilos arquitectónicos o sistemas constructivos, en este 2018 se realizarán excavaciones extensivas en ellos.
En Majahua hay además de petrograbados, cerámica asociada a la referida tradición Aztatlán y elementos de lítica cuya cantidad y estado (dado que algunas piezas se observan todavía en proceso de manufactura) sugieren pertenecían a un taller de lapidaria. También se encontró una zona de enterramientos humanos en la que destacan dos tipos de tratamiento a los 12 individuos allí localizados, pues mientras los infantes fueron cremados y depositados en urnas funerarias, los adultos se inhumaron de forma directa. La excepción es un adulto que fue cremado y al cual se le ofrendaron 16 cascabeles y dos espejos de obsidiana; dada la abundancia de elementos asociados y la relación de los espejos con deidades como Tezcatlipoca, se cree que los restos pertenecen a un personaje de alto rango.
Los remanentes de otra construcción, probablemente un templo o huey calli, edificado con materiales perecederos en al menos dos fases constructivas fueron identificados en El Arco. En tanto, el sitio Camino a Majahua reveló la existencia de tres fosas cavadas sobre roca arenisca a la manera de las tumbas de tiro del Occidente mexicano, sin embargo, estas cavidades (con diámetros promedio de 80 centímetros y profundidades de entre 60 centímetros y dos metros) habían sido saqueadas con anterioridad.
Un elemento más que destaca en Majahua son una serie de rocas que se tallaron en los márgenes del cráter volcánico que dio origen al macizo montañoso que enmarca al sitio. Hasta el momento se tienen registrados, dibujados y localizados con GPS, 112 de los petrograbados que circundan al cráter del cerro Majahua.
Los arqueólogos realizarán este año estudios de carbono 14 para establecer fechamientos en algunos de los contextos excavados, así como reforzar y afinar la cronología propuesta por seriación cerámica. Asimismo, se realizarán las citadas excavaciones extensivas en El Arenal.
Fuente: El Universal