Ciudad de México. En la Sierra Norte de Puebla se realiza uno de los rituales más antiguos de Mesoamérica: el corte del tronco desde donde se arrojan los voladores en Cuetzalan.
Un grupo de hombres acuden a los bosques de la región ataviados con su ropa tradicional para buscar el árbol que conectará la tierra y el inframundo; durante dos días, con rituales, piden perdón a la naturaleza por cortarlo.
Una vez que encuentran el ocote de aproximadamente 33 metros, realizan una ceremonia a la que asiste el párroco, el dueño del predio, el edil y los voladores de Cuetzalan.
Luego es llevado con gran respeto a la comunidad y se empotra en un hoyo de 3 metros de profundidad, al cual se arroja un guajolote como ofrenda a la Madre Tierra.
El ritual finaliza cuando el tronco queda colocado en el corazón de la comunidad, frente a la parroquia de San Francisco. Ahí se empleará para reproducir la danza prehispánica.
Fuente: El Universal