Alondra Aguilar/Anahí Medina. Xalapa, Ver. Las técnicas más tradicionales convergen en la modernidad para hacer papel, grabado y litografía. Todo, con materiales y en un entorno sustentable.
Como un proyecto autónomo, la Ceiba Gráfica ha crecido en los últimos 11 años para formar a decenas de artistas y contribuir al arte y la cultura de México y Latinoamérica. Sus principios se basan en el trabajo colectivo, el uso de recursos locales y la integración de distintos tipos de conocimiento.
En la ex hacienda de La Orduña, ubicada a 10 minutos de Coatepec, se encuentra el centro de producción, educación e investigación especializado en técnicas sustentables de grabado y litografía.
“La cultura no es una actividad comercial, es más bien un servicio que eleva la calidad de vida de las personas, buscamos estrategias que nos hagan depender de nuestro propio esfuerzo”, comenta el coordinador de desarrollo y producción de la Ceiba Gráfica, Per Anderson.
Los fundadores tenían claro que conseguir los materiales y maquinaria necesaria para echar a andar el proyecto no sería fácil y que se necesitaría mucho capital, ya que al menos las prensas tenían un precio de 22 mil dólares, señala.
Los ingresos que entran en la asociación civil llegan gracias al hospedaje de artistas en la residencias, estudiantes de otras partes del país que asisten a tomar clases, vender ropa que es producida y equipos que se han creado dentro de las instalaciones.
Litografía a la veracruzana
A lo largo de su trayectoria, Per Anderson ha desarrollado nuevas tecnologías sustentables de la litografía mexicana que han sido aplicadas en diversos talleres de México.
Después de todas las investigaciones y pruebas que el artista sueco realizó durante años, se dio cuenta que la mayoría de los materiales necesarios para llevar a cabo talleres de litografía, se podían encontrar dentro de nuestro Estado.
Entre sus descubrimientos encontró que en lugar de traer piedras litográficas de Alemania, se puede reemplazar por el mármol mexicano que se encuentra en Tatatila, en la zona montañosa de Veracruz. De la costa de Alvarado, también se puede encontrar una arena sílica dura que sirve para pulir el mármol. Y con la cáscara de la naranja de Martínez de la Torre se puede extraer un terpeno para lavar la imagen.
El cuero para los rodillos utilizados en el proceso de litografía se preparan en Orizaba y en las panaderías de Coatepec se consigue un pigmento negro que se utiliza para hacer las crayolas, además con el cebo de borrego se pueden hacer lápices litográficos.
Al obtener todos los materiales de Veracruz, los costos son más bajos y es más fácil hacer litografía.
De Veracruz para el mundo
“Hay más de 40 talleres creados en todo el país donde se utilizan las tecnologías que hemos desarrollado aquí”, comenta Anderson.
Dentro de sus instalaciones se pueden encontrar los talleres de grabado en metal, de papel, de Moku Hangay de producción litográfica.
Los naipes, libros ilustrados, las tarjetas, los ángeles, las cajas de los puros, santos, reyes y todos los demonios inundaron la tierra gracias a la litografía, la cual fue una gran técnica que revolucionó la distribución de la cultura en el mundo.
Pero para esto se requiere a alguien que se haga cargo de la impresión y obviamente de alguien que sepa dibujar. El proceso que se necesita es el siguiente: lavado, pulido, dibujo. La superficie de la roca que se obtiene de Tatatila se recubre de un color negro, después con una navaja muy fina se buscan todos los detalles.
Para una impresión de 20 copias se necesita que el dibujo sea tratado con unas gotas de ácido nítrico y un poco de goma arábica y es el impresor el que debe saber exactamente como realizar el proceso, pues sino no podrían ser capaces de imprimir el número de copias requerido. Un impresor debe tener una experiencia mínima de tres años.
10 copias son entregadas al dibujante y 10 copias se quedan en la Ceiba, pues si se logra vender una de ellas, es como consiguen solventar algunos de los gastos que requieren los talleres.
Los rodillos de cuero son complicados de hacer, se comienza con una pieza torneada de madera que son cubiertos con un filtro. Para conseguir un cuero grueso se tiene que hacer con una lezna perforaciones en las orillas y después se cierra con dos agujas y un hilo y al final es torneado a mano para que tenga una consistencia más fina.
Para realizar la tinta se comienza con el aceite de linaza el cual se tiene que hervir, por dos horas convirtiéndose en una sustancia muy espesa, pero si procedemos como las antiguas recetas lo indican, se podrían provocar muchos incendios, por lo tanto dentro de las instalaciones se creó un sistema eléctrico que hiciera que las probabilidades de un incendio sean mínimas.
Compromiso social
Per Anderson vio un problema al que nadie antes le había planeado una solución, y era que la litografía ya estaba desapareciendo, por lo tanto decidió investigar, para darse cuenta de que los recursos estaban más cerca de lo que se esperaba.
Dejando el ejemplo que se vive en un estado, el cual si es explotado de la manera correcta, se le puede sacar mucho provecho. Además de generar trabajo.
Ayudan a los artistas a que sigan con su trabajo, para transmitir una mejor cultura, más la transmisión de mensajes positivos, de aceptación y de vanguardia.
No se trata de ganar mucho dinero, sino de conservar los recursos de expresión, para que la humanidad no se vea empobrecida dentro de 20 años.
Para recuadro
Origen de la Litografía
Aloys Senefelder fue el creador de la técnica en 1976. Con 24 años de edad, había escrito una obra de teatro y buscaba a un editor que estuviera dispuesto a publicar su obra, pero ninguna casa editorial estaba dispuesta a hacerlo.
Por lo tanto, buscó soluciones distintas y se encuentra que el texto puede ser sobre piedra y no necesariamente en una placa de cobre, pues el gasto es distinto y la piedra puede ser reutilizada.
Ocasionando que en la industria de editoriales, los costos de producción bajaron de 10 a 15 veces de golpe.
Cursos permanentes
A lo largo del año se ofrecen cursos permanentes, entre los que se pueden mencionar los de litografía, grabado en metal, en relieve, en textil, Moku Hanga, encuadernación artesanal, cerámica, iniciación a la gráfica, dibujo con modelo y dibujo con Per Anderson. Los precios de dichos cursos van dependiendo de la duración, pueden ir desde los $50 por sesión hasta los $3,500 por 20 horas de instrucción.