23 de Noviembre de 2024
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Muere el Nobel de Literatura Imre Kertesz a los 86 años

Imre Kertész, el escritor húngaro que ganó el Nobel de Literatura en 2002 por una obra de ficción inspirada en gran parte en su experiencia real como prisionero en campos de concentración nazis, falleció este jueves a los 86 años.

El escritor murió a las 4 de la madrugada en su casa de Budapest tras una larga enfermedad, informó la editorial Magveto Kiado.

El presidente húngaro Janos Ader dijo que la vida de Kertész fue un "regalo" a todos los que amaron, conocieron, leyeron y lo comprendieron.

"Veía con una agudeza sin igual y hacía que otros vieran exactamente la naturaleza de las dictaduras, ’la edad de la irracionalidad’’’, dijo Ader en una carta a la familia del escritor. "Sabía que la falta de libertad exterior puede ser soportada sólo con la libertad del espíritu".

Nació en Budapest el 9 de noviembre de 1929, Kertész tenía sólo 14 años cuando fue deportado al campo de concentración de Auschwitz en Polonia, en 1944. Sobrevivió a ese campo y después fue transferido a Buchenwald, de donde fue liberado en 1945.

"De niño uno tiene una cierta confianza en la vida. Pero cuando ocurre algo como Auschwitz, todo se desmorona", dijo una vez.

Sin embargo, Kertész también hizo la desconcertante confesión de que había experimentado "mis momentos más radicales de felicidad" en el campo polaco.

"No pueden imaginarse cómo es que le permitan a uno tumbarse en el hospital del campo, o tener un descanso de 10 minutos de un trabajo indescriptible", dijo a la revista Newsweek en una entrevista en 2002. "Estar muy cerca de la muerte es también una cierta felicidad. Simplemente sobrevivir se convierte en la mayor libertad de todas".

Los datos

  • Tras regresar a su nativa Budapest, Kertész se ganó la vida trabajando como periodista y traductor.
  • "Sin destino", una de las novelas por las que ganó el Nobel en 2002, se publicó finalmente en 1975 tras una década de lucha por sacarla a la luz.

En un país donde las autoridades comunistas le miraban con recelo, pasaba el tiempo traduciendo al húngaro la obra de Friedrich Nieztsche, Sigmund Freud, Ludwig Wittgenstein y Elias Canetti, en un pequeño apartamento con vistas al Danubio.