Los precavidos llegaron a primera hora al Gran Remate de Libros, expectantes aguardaron la apertura de las puertas del vestíbulo del Auditorio Nacional y cuando esto ocurrió comenzaron una búsqueda casi arqueológica por las ofertas de los más de 200 stand participantes. Este año en el que el evento llega a su décima edición, es posible que alcance su primer millón de visitantes. La gente cruza el umbral del recinto y posibilita la profecía.
Estar frente a libros con precios desde 10 pesos o ediciones con el 80 por ciento de descuentos hace que los asistentes les dediquen un poco de tiempo para tomar la mejor decisión. En los anaqueles están todos: autores, temas, géneros e ideologías y cada volumen es una tentación para el bolsillo del público que ha dejado su uniformidad capitalina para integrar a aquellos bibliófilos que vienen a la Ciudad de México con el bendito pretexto de la Semana Santa.
Shakespeare, Arthur Miller, Sor Juana, García Márquez, Stendhal, Flaubert, Goethe se levantan de sus torres de papel. Son examinados, repasados, evaluados y, si tienen suerte, elegidos y puestos bajo el brazo.
Y es que en el Gran Remate de Libros es fácil reenamorarse de los clásicos, conocer a los nuevos autores y cumplir sueños como poseer la bibliografía completa de Mario Vargas Llosa: por 120 pesos La fiesta del chivo, a 80, Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor, y otras; por 40, el fundamental, Los jefes. Los cachorros, primeros relatos del peruano.
El Underground, de Haruki Murakami, sonríe por sólo 129 pesos, la biografía de Albert Camus, escrita por Oliver Todd, tienta por 45 pesos… pero también están los textos de divulgación científica editados por el Fondo de Cultura Económica, la posibilidad de saber más sobre los mares mexicanos está colocada entre 15 y 30 pesos.
En esta décima edición, del evento surgido en 2007 con sólo ocho editoriales, tiene como protagonistas a las casas editoras más importantes de México: Alfaguara, Cal y arena, Fondo de Cultura Económica, Educal, Planeta, pero también sellos nuevos y menores en tamaño. Todos ellos parecen colmenas que atraen a la gente, en su mayoría jóvenes, sector que cada vez se hace más habitual en los eventos literarios.
Pero en esa fiesta que empieza en un día donde la primavera todavía no es capaz de asumirse como tal, también es un espacio para sembrar la semilla de la lectura y garantizar que este evento tenga muchas ediciones más: uno de los descansos de las escaleras esta el espacio dedicado a los niños. Tirados en el suelo o sobre almohadas escuchan a la cuentacuentos, que se mueve como la gallina cuya historia relata.
En el libroclub el reto es mayor, las adivinanzas en maya y español ponen en aprietos a más de uno de los que se apresuraron a levantar la mano pretendiendo saber la respuesta. Ahí se asoma Clarice Lispector quien espera su turno para que La vida íntima de Laura tome vida en los ojos de algún niño.
El Gran Remate de Libros finaliza el próximo martes 29 de marzo, aunque lo más adecuado es acudir lo antes posible: las ofertas generan largas filas, en las cuales es necesario tener un par de brazos fuertes para cargar los ejemplares adquiridos. A veces pueden llegar a ocho, diez o doce volúmenes.