● Martin Lebel dirigirá una partitura compleja y de prolongada duración
La Séptima sinfonía, una de las partituras de Gustav Mahler que se interpreta con menos frecuencia, será presentada este viernes 26 de febrero por la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), bajo la dirección del maestro francés Martin Lebel. La audición iniciará a las 20:30 horas en la sala de conciertos Tlaqná.
Que sea la menos favorecida por los directores “mahlerianos” (Bruno Walter y Herbert von Karajan nunca la registraron para la fonografía) no resta méritos a esta imponente arquitectura sonora, que se ubica a medio trecho entre las dos épocas básicas en el periplo creativo de Mahler. Para algunos analistas, se sujeta a las normas romanticistas y a los procedimientos tradicionales, mientras que otros observan en la Séptima otro salto hacia la progresión modernista.
En el mismo contexto, aún queda para el análisis la posible correlación de esta partitura con el lienzo de Rembrandt La ronda nocturna (1642) que, según se afirma con insistencia, inspiró la Nachtmusik (música nocturna) del segundo movimiento. De allí que se le conozca con el subtítulo de “La canción de la noche”.
El óleo de Rembrandt es, en sí mismo, desconcertante; se dice que sus fantásticos claroscuros no fueron intención estética del autor, sino efecto del paso del tiempo sobre la pintura. Por consiguiente, los personajes mostrados se ven en una marcha de formación confusa, sin las lanzas alineadas y con evidente falta de decisión en su avance, a diferencia de los dos oficiales del centro. ¿Esto explica la naturaleza abigarrada de la sinfonía?
Después de las partituras conocidas como “sinfonías Wunderhorn” –de la 1 a la 4–, el compositor nacido en la región de Bohemia emprendió la escritura de otras tres sinfonías sin el auxilio de las voz humana y al margen de la motivación surgida de la colección de Arnim y Brentano Des Knaben Wunderhorn (El cuerno mágico del doncel). Son las sinfonías Quinta, Sexta y Séptima, todas cargadas de dramatismo y efectos sonoros por demás interesantes.
Después de dar forma a la Sexta, que incluye en su movimiento final un poderoso golpe de martillo sobre una enorme caja de resonancia, la Séptima fue escrita entre 1904 y 1905, y en su formación instrumental el autor emplea una mandolina (procedimiento que habría de repetir en la Octava sinfonía y en Das Lied von der Erde, La canción de la Tierra), así como una guitarra.
Consta de cinco movimientos y su duración oscila entre 115 y 125 minutos. Fue interpretada por vez primera en la ciudad de Praga, el 19 de septiembre de 1908, con el autor al frente de la Orquesta Filarmónica Checa.
Tras este logro, recibido fríamente la noche de su estreno, Mahler procedió a trabajar sobre su Sinfonía número 8, conocida como “Sinfonía de los mil” por tratarse de una gigantesca conjunción de instrumentistas, coros y cantantes solistas sobre un antiguo himno medieval y sobre la escena final de Fausto, de Wolfgang Goethe.
Desde luego que la Séptima es una partitura técnicamente compleja, muy demandante para director y para instrumentistas, pero marcada por la fascinación que sobre el público ejerce una creatividad tan tormentosa como los tiempos que nos ha correspondido vivir. Mahler es, sin duda, uno de los compositores “de moda”.
Para este acontecimiento, el precio de los boletos es el acostumbrado: 120 y 80 pesos, con promoción de 30 pesos para estudiantes con credencial vigente. Además, hay la opción de trasladarse en un camión desde el Palacio Municipal de Xalapa a la sala de conciertos Tlaqná, y viceversa, con un costo general de 10 pesos y de cinco para estudiantes y adultos mayores. La salida hacia el concierto es a las 19:30 horas en punto y el regreso se realiza una vez concluida la audición.