Una osamenta prehispánica de hombre es lo que contiene el fardo mortuorio hallado hace año y medio en El Saucillo, Zimapán, Hidalgo, confirmaron ayer expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Luego de practicar estudios a los restos óseos, los especialistas coordinados por Luisa Mainou concluyeron que se trata de uno de los esqueletos más completos que se han hallado hasta ahora.
“No le falta ningún hueso, presenta hasta huesos sesamoideos que se caracterizan por ser pequeños, cortos y redondeados, de constitución fibrosa, que se desarrollan en el espesor de los tendones y en determinadas articulaciones”, detalló el antropólogo físico Jorge Gómez-Valdés, adscrito al Laboratorio de Antropología Física del Departamento de Anatomía de la UNAM.
Sobre el proceso de análisis Luisa Mainou explicó: “Levantamos la parte superior del petate y la tilma, que ya estaban separados por el corte, y procedimos a extraer la osamenta en orden anatómico, comenzando por la cabeza hasta retirar el último hueso de los pies. Durante la operación encontramos restos de tejido blando, que resguardamos de manera especial con la finalidad de preservarlos y realizar distintos estudios”.
La investigadora precisó que, si bien la apariencia de los esqueletos antiguos puede indicar buenas condiciones de preservación, lo cierto es que se desmineralizan y la colágena se degrada. Por ello el esqueleto fue intervenido por remineralización y bioconsolidación.
La osamenta se localizó en posición flexionada lateral. Aunque fue removida, conservó sus relaciones anatómicas en toda la columna, manos y pies, además de encontrarse casi todas las carillas articulares.