CIUDAD DE MÉXICO, 9 de diciembre.- Cuatro clásicos del arte y la fotografía integrarán la colección Círculo de Arte de Conaculta bajo la coordinación del fotógrafo mexicano Pablo Ortiz Monasterio, que ahora incluye las pinturas de Joy Laville, los grupos coras captado por Rafael Doníz, las intervenciones “prohibidas” de Francisco Toledo y las instantáneas de Marco Antonio Cruz.
“El de Laville es un bocado de dulzura con sus tonos pasteles que nos muestra la delicadeza de su arte; el de Toledo es hyper hot, porque incluye una serie de piezas pornográficas que intervino y nos invita a reflexionar sobre lo invisible del tema. De Doníz hemos recuperado su serie de los coras con un texto inédito de Fernando Benítez, y Marco Antonio Cruz aporta el contraste de la naturaleza mediante su fotografía”, explicó el también fotógrafo.
Además adelantó que ya está preparando los siguientes tomos, que incluirán la versión potente sobre la Ciudad de México de Pedro Meyer, las instantáneas donde Miguel Calderón muestra a los policías que realizan pirámides en motocicleta, como en A toda máquina, de Pedro Infante. “Y vendrán libros dedicados a artistas como Yoshua Okón, Alan Glass y a Francisco Montellano, un fotógrafo poblano del siglo XIX”, abundó.
“Eso no significa que la vocación de esta colección se limitará a nombres clásicos, ya que también incluiremos artistas que hacen video, pintura, arte popular, teatro y arquitectura”, explicó.
Sobre el volumen dedicado a Joy Laville (1923), la pintora de origen inglés que fuera esposa del escritor Jorge Ibargüengoitia, explicó que se ha incluido una muestra aleatoria de su trabajo artístico.
En esencia se trata de una pequeña compilación antitemática, donde el lector tendrá una probadita de su estilo y podrá descubrir cómo ha abordado el tema de la figura humana, el paisaje, el espacio físico y hasta el accidente aéreo donde Ibargüengoitia falleció.
El libro cuenta con un prólogo de Alberto Blanco, donde se puede apreciar su juego frente a la figura simplificada, “aunque también incluimos una fotografía con sus pinceles como una especie de ruptura, pues todo eso que vemos se hace con esos pinceles donde se aprecia su paleta de azules”.
Porno y gouache
Luego está el volumen dedicado a Francisco Toledo (1940) y sus intervenciones a partir de material pornográfico.
“Es un trabajo de los años noventa, que hizo a partir de revistas pornográficas nórdicas de pequeño formato, las cuales intervino congouache y acuarela. Y si observas de cerca este trabajo podrás ver cómo las nuevas generaciones de artistas empezaron a intervenir revistas de forma similar, pero Toledo ya lo estaba haciendo desde mucho antes.
“Así que se nota claramente la gran influencia que Toledo ha tenido en todo el éxito de estas estrellitas de la generación que empezó a producir en los años noventa, incluso como su hijo, el Dr. Lakra”, dijo.
El tercer libro es una especie de bestiario fotográfico hecho por Marco Antonio Cruz (1957), donde captó distintos animales. “Basta mirar la primera fotografía donde se puede ver a un caballo tumbado en la banqueta como preludio de lo que aquí aparece: una especie de imagen que te da la sensación de nacimiento a partir de una imagen ambigua, pero gráficamente muy interesante”, describió.
En éste también aparecen otros caballos: uno laminado, otro con la cabeza agachada y la silueta de otro dentro de una tienda vacía. “Esto significa que cada libro tiene una narrativa propia y de eso me encargo”, reconoce, “ya que elijo las fotografías y discuto los temas”.
El tercer libro corresponde a Rafael Doniz (1948) y compila el trabajo que realizó en los años setenta sobre los coras. “Para éste fue necesario revisar unas viejas transparencias, aunque lo interesante no sólo son las imágenes, sino que se incluye un texto inédito de Fernando Benítez, que describe una de las imágenes: Aquí se plasma “la impasibilidad de una raza condenada a la humillación, que vence la voluntad de sufrirlo todo sin mover un músculo de su rostro bañado de una luz incomprensible para nosotros, hombres de razón, ignorantes de una vida que, después de siglos de sufrimiento, supone una fuerza espiritual indeme al infortunio”.
Sobre esta colección, que inició con los volúmenes dedicados a los fotógrafos Manuel Álvarez Bravo, Graciela Iturbide y al artista plástico Phil Kelly, ahora suma siete pensados en un formato compacto para el gran público, asegura el coordinador.
¿Por qué se necesita este tipo de ejercicios?, se cuestiona Ortiz Monasterio. “Porque hay personas que no ubican a estas grandísimas figuras del arte y la fotografía. Así que presentamos libros pequeños bien hechos, dignos, con obra importante y prologuistas inteligentes”.
En este sentido se presenta un esfuerzo por captar lo mínimo, una selección casi poética, un género libresco muy breve, accesible y barato dirigido a los nuevos públicos para que incluso quienes no los conozcan descubran la esencia de su creación, concluyó.
Por último, el también fotógrafo anunció que en febrero de 2015 presentará al público su más reciente libro: Akadem Godorok (Ciudad Académica), el cual ha sido editado por editorial RM y cuenta con un texto de José Manuel Prieto.
“Las fotografías revelan un laboratorio de física nuclear en Siberia. Es un lugar conservado en el tiempo de la Guerra Fría, el cual representó hasta los años 90 el desarrollo tecnológico más sofisticado. Aquí pude captar los aceleradores de partículas y de energía nuclear, pues entonces el gran tema de la guerra era dual: por un lado la energía y por el otro la destrucción”.