CIUDAD DE MÉXICO, 5 de noviembre.- Muchos dicen que Ramón Akal fue el editor más perseguido durante los últimos años del franquismo. Su autoridad, el Tribunal de Orden Público —la instancia encargada de juzgar los delitos políticos en España hasta 1977— estableció 13 procesos en contra del sello por editar libros considerados peligrosos que terminaron en el secuestro de los ejemplares.
“No todo estaba prohibido, pero es que a veces los censores condenaban cosas un poco absurdas que no te lo esperabas, por ejemplo, títulos como elDiccionario filosófico, de Voltaire. ¿Quién iba a imaginar que Voltaire iba a ser censurado? y se lo secuestraron, los álbumes de guerra de (Alfonso R.) Castelao que tal vez sí era más previsible o Fanny Hill. Memorias de una mujer galante, de John Cleland, un clásico del XVIII inglés que era una novela erótica que también fue secuestrada”, dice Cristina Martínez, directora de grupo editorial Akal.
Hace dos años el sello cumplió cuatro décadas de vida, desde entonces ha conservado un catálogo de más de tres mil título “vivos”, que siguen en saludable circulación.
Libros fundamentales para el pensamiento humanista como el Libro de los pasajes, de Walter Benjamin, o la Física social, de Augusto Comte, también obra ensayística de pensadores como Slavoj Zizek, Hal Foster, Fredric Jameson o Antonio Toni Negri, así como una cauda de títulos de historia del arte, música o historia mundial.
Esa tradición librera ha volteado a México. Desde hace cuatro años estableció una oficina aquí y ahora está lista para iniciar su ingreso de lleno al mercado editorial del país.
“México se ve deslumbrante y anima, yo vengo ahora de un país (España), de una ciudad mucho más envejecida, más anquilosada, más deprimida, pero no sólo es un tema de crisis económica, yo creo que es un tema de crisis cultural o de valores”, señala Martínez en entrevista.
La mexicana, agrega, “es una sociedad efervescente, era nuestro principal mercado para crecer”. En sus primeros contactos con México, Akal llegaba a través de distribuidores, “eso hacía que los libros fueran muy caros, sólo podían comprarse en ferias de remate por el tema del transporte y el margen del distribuidor, cuando nos dimos cuenta de que únicamente podíamos venderle a la gente que podía pagar esos precios, fue cuando nos decidimos a implantarnos aquí, teníamos que hacer el libro asequible al ciudadano medio”.
A partir de enero del próximo año, la editorial lanzará una nueva colección de ocho títulos, concebidos y manufacturados enteramente en México.
El editor responsable será Jesús Espino y llegará a partir de su visita a la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara (del 29 de noviembre al 7 de diciembre). “Será el editor que trabajará en México desde enero, siendo coherente con nuestra línea editorial que es una línea de pensamiento progresista, pensamiento innovador, pretendemos rescatar autores clásicos perdidos, mexicanos y en general de América Latina”.
Si bien Martínez se reserva aún los títulos que serán lanzados, dice que se trata de una colección “pensada para aquí, los formatos serán distintos a los libros de Akal, porque las máquinas, las imprentas son distintas, pero tendrán diseño, tipología, de aquí, con español de México, no pretendemos españolizar nada”, afirma.
Un lector feliz
Don Ramón Akal, dice Martínez, comenzó su contacto con los libros como lector. Desde los 10 años devoró muchos de los libros que se lograron conservar en el Ateneo de su ciudad natal, Coruña: “Hay una biblioteca magnífica que cuando la Guerra Civil y se quemaron libros y se cerraron bibliotecas, en ese lugar tuvieron la preocupación de forrar todos los libros, entonces cuando iban a buscar los libros prohibidos no estaban, tenían otros títulos y eso le dio a él acceso a esos grandes libros”.
La lectura dio al editor una mente crítica. Después de ser distribuidor en una editorial de Canarias resolvió vender todo y partió a Madrid para hacerse editor. Eran los años del franquismo y la situación no era fácil, pues Akal no estaba dispuesto a doblegarse ante la censura y decidió comenzar a editar libros sin pasarlos por el ojo verificador: “Tuvo varios juicios, varios libros se llevaron enteros a las bodegas del Ministerio; afortunadamente poco a poco aquello cambió, pero él mantuvo su objetivo de publicar todo aquello que no es best-seller, que no está de moda. Akal es una editorial que siempre ha ido, sobre todo al inicio, a contracorriente”, agrega la directora.
Pero no sólo importaba el contenido, sino también el “continente”: “Buenos libros y buenos textos son lo mismo, el contenido tiene que ir en un buen continente, a él le encantan libros como objeto, que atiendan la estética, por ejemplo, todos nuestros libros son cocidos, no son pegados, pueden aguantar varias lecturas, estar en una biblioteca, prestarse, aguantan varias lecturas. Todos nuestros libros son mimados, se mima mucho el proceso, hay muchas editoriales que leen un libro y va a máquina, nosotros los leemos tres veces para asegurar que las erratas se han quitado. Nuestro respeto con el libro va en contenido y en continente y tiene que estar mimado todo, el lector debe sentirse feliz con el libro”, afirma.
Del catálogo
Estas son algunas de las novedades de Akal que ya están disponibles en México.
- Cómo leer castillos. Una guía sobre el apasionante mundo de las fortificaciones, de Malcom Hislop.
- ¿Y si el dinero creciera en los árboles? Las grandes preguntas de la economía, de David Boyle.
- Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft y Sheila Rowbotham.
- Historia de Estados Unidos de América, de Susan-Mary Grant.
- Maquiavelo frente a la gran pantalla. Cine y política, de Pablo Iglesias Turrión.
- ¿Del marxismo al posmarxismo?, de Göran Therborn.
- Planeta de ciudades miseria, de Mike Davis.
- La industria del holocausto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío, de Norman G. Finkelstein.