22 de Noviembre de 2024
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Revelan primera grabación del Himno Nacional Mexicano

CIUDAD DE MÉXICO, 12 de agosto.- En 1901, una comisión de militares porfirianos que visitaban la Exposición Panamericana de Buffalo, Nueva York, descubrió que Jaime Nunó, el compositor español que había musicalizado el Himno Nacional Mexicano, sobrevivía a sus 75 años impartiendo clases de canto y solfeo en la ciudad estadunidense. Rápidamente los  emisarios de Porfirio Díaz se apresuraron a comunicar su hallazgo en México.

Díaz ordenó traer a Nunó como invitado de honor de las fiestas patrias, él mismo sería el encargado de dirigir la banda militar que entonó su obra frente a Palacio Nacional el 15 de septiembre de aquel año. El general ordenó además realizar la primera grabación de la pieza que junto con la letra de Francisco González Bocanegra, había sido completada como Himno Nacional Mexicano el 12 de agosto de 1854.

A propósito del 160 aniversario de que el Diario Oficial del gobierno mexicano dio a conocer que la obra Dios y libertad, compuesta por Nunó, musicalizaría los versos de González Bocanegra, Excélsior comprobó la existencia de la primera grabación del Himno Nacional, grabada en 1901 por órdenes de Díaz y hoy perteneciente al coleccionista Armando Pous, quien la mantiene –junto con otras 29 versiones– en resguardo de la Fonoteca Nacional sin que la institución a cargo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la reconozca como la primera versión grabada.

“En la página de la Fonoteca dicen que tienen la primera grabación del Himno Nacional Mexicano, realizada por Manuel R. Malpica en 1905. Yo les he dicho hasta el cansancio que no es la primera, sino la quinta; es la primera de un mexicano, pero no la primera grabación que se hizo, antes de esa están otras”, dice Pous en entrevista. La versión oficial, sin embargo, se ha repetido en diferentes documentos y boletines oficiales.

De hecho el anterior director de la Fonoteca, Álvaro Hegewisch, afirmó que la primera versión grabada fue hecha por el barítono poblano: “no se conoce el dato exacto de la grabación, pero es una grabación del Himno Nacional, quizás está entre 1908 y 1916. Es una grabación con un tenor mexicano y vale la pena escucharlo, porque es parte de nuestra historia”, dijo en una entrevista disponible en YouTube.

Primera grabación de un español

La primera grabación del Himno Nacional Mexicano fue hecha en Estados Unidos por el barítono español Emilio de Gogorza (1874-1949). De acuerdo con la base de datos Discography Of American Historical Recordings(http://adp.library.ucsb.edu/) la grabación se realizó en un disco de pasta de siete pulgadas el 5 de junio de 1901 en Camden, New Jersey por Carlos Francisco, seudónimo de De Gogorza, quien usaba ese nombre para grabar en la serie con marbetes (carátulas) negros de la RCA Victor y por los que recibía una menor paga comparado con los de marbete rojo.

Cuando Díaz pidió la grabación, dice Armando Pous, “lo curioso es que no había ningún cantante mexicano en ese momento y la graba un español en 1901, es la primera”. De esa primera versión de 252 copias, se hizo una segunda edición de 300 ejemplares el mismo año y de acuerdo con el coleccionista, siguieron dos versiones diferentes en 1904: una realizada por A. de G. Bello y otra por la denominada Banda de Curti y hasta 2005 aparece la versión de Manuel R. Malpica, bajo el sello de Columbia.

Todas ellas, incluida la primera grabación están bajo resguardo de la propia Fonoteca Nacional, sin embargo, sólo la de Malpica es reconocida como la primigenia. Pous supo que la grabación firmada como “Sig. Francisco” era la primera después de que le hablaron de la RCA Victor, quienes supieron que poseía aquellos discos de pasta de los que sólo conservaban las fichas técnicas.

Colección única

Hace más de 20 años, Armando Pous comenzó a reunir su colección de discos de pasta, actualmente tiene más de 52 mil, de los cuales 40 mil se encuentran en la Fonoteca Nacional. Algunos discos con las primeras grabaciones del Himno Nacional pertenecieron a un ingeniero de nombre José Luis Mendoza. El coleccionista recuerda que en un elevador alguien se lo señaló como un gran poseedor de aquellas joyas sonoras, pero no supo más de él hasta su fallecimiento.

Asiduo visitante del tianguis de La Lagunilla, un domingo compró “cinco o seis discos” que otro conocido reconoció como parte de la colección de Mendoza. Dos semanas después regresó al mercado y compró de un golpe todos los discos que sobraban, pero ahí no estaban las grabaciones del himno. Al cabo de algunos días Pous encontró el que había sido domicilio del ingeniero; el portero le dio referencias de las calles donde podrían vivir sus descendientes y él junto con un amigo recorrieron cada una de esas casas hasta encontrarlos.

“Los familiares me dijeron que sus cosas las tenía una prima que vive en la calle de Heriberto Frías, llegue a esa casa y le compré varios discos de pasta. Ahí venían discos de música mexicana, incluidos los del Himno Nacional.” Pous logró además disuadir a los familiares de Mendoza de vender a una estación de radio varias cintas de carrete libre para ser reutilizadas y él se las compró. Esas 612 cintas se convirtieron después en el Archivo Histórico del Palacio de Bellas Artes pues incluían diversas grabaciones de 1947 a 1970.   

Toque español

El Himno Nacional Mexicano estaba destinado a contar con un toque español desde su origen. Su nacimiento se remonta al 12 de noviembre de 1853 cuando el entonces presidente Antonio López de Santa Anna lanzó una convocatoria para crear una nueva glosa patria que sustituyera la del italiano Ignacio Pellegrini. Al concurso se presentaron 26 composiciones, de las cuales ganó la letra de Francisco González Bocanegra.

Semanas después, la comisión organizadora –integrada por Tomás León, Agustín Balderas y Antonio Gómez– eligió la música del español Jaime Nunó Roca, quien recién había llegado a México procedente de Cuba, como la ganadora del certamen que concluyó oficialmente hace 160 años.

El estreno de la pieza se realizó el 15 de septiembre de aquel año en el Teatro Nacional (ya desaparecido); Jaime Nunó nunca cobró por su trabajo y sólo hasta el final de su carrera se le reconoció en México después de que Porfirio Díaz le mandó traer. El compositor murió en Estados Unidos en 1908, pero en 1942 el gobierno mexicano exhumó sus restos para trasladarlos a la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón Civil de Dolores.

Fonoteca descuida colección

A pesar de que la Fonoteca Nacional es el espacio de resguardo y promoción del legado sonoro mexicano, Armando Pous no entiende por qué no le han querido aceptar otros 12 mil discos de pasta con que cuenta.

“Entregué 40 mil discos, todavía tengo otros 12 mil discos que no me aceptan, porque ahora dicen que quieren tamizar la colección pues no puede haber tres ejemplares de un mismo título, yo les ofrecí una colección y es de más de 50 mil discos”, dice.

Las negociaciones con el Conaculta para entregar la colección en resguardo comenzaron en la presidencia de Sari Bermúdez, cuando supo del interés de crear una Fonoteca. Pous envió una carta, pero nunca se la contestó, después conversó con Lidia Camacho (actual directora de la Fonoteca) y pactó la creación de “un contrato que no es un comodato, es un contrato de resguardo privado, en el cual le entregó el material para poder hacer un museo en el interior de la Fonoteca, pero eso no se ha cumplido cabalmente, ellos quedaron que lo iban a cuidar, a tenerlo en resguardo y ha pedido expreso mío o de algún investigador se podía digitalizar para utilizarse dentro de la Fonoteca, pero sé que han digitalizado cosas mías y las han dado, tal vez no oficialmente, a personajes ligados a la música mexicana”.

Pous lamenta que si bien la colección está inventariada, no se encuentra catalogada en su totalidad. Además de la colección de los himnos nacionales, su colección contiene grabaciones privadas de “muchos” cantantes populares y de ópera; grabaciones de radio de los años 30 o 40 que se hacían en disco.