22 de Noviembre de 2024
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Revelan Tikal, emerge mayor templo maya

CIUDAD DE MÉXICO, 21 de julio.- Durante siglos la antigua ciudad maya de Tikal, en la región del Petén guatemalteco, sufrió el asedio de sus rivales. A unos 100 kilómetros de distancia hacia el noroeste, se encontraba su principal enemigo: Calakmul, el centro urbano maya localizado en el actual estado de Campeche. El dominio sobre Tikal se extendió durante todo el Periodo Clásico hasta el arribo al poder del gobernante 26, Jasaw Chan Kawiil.

Gran estadista y estratega militar, Chan Kawiil logró una importante victoria sobre Calakmul alrededor del año 695 d.C. devolviéndole la tranquilidad y estabilidad política a su ciudad. Ese periodo de prosperidad se extendió hasta la llegada de su hijo, el gobernante 27: Yik’in Chan Kawiil. Para entonces, Tikal ya conocía el esplendor y miraba cada vez más alto.

Jasaw Chan Kawiil había ordenado la construcción del Templo I, conocido también como del Gran Jaguar y que hoy representa la estructura más emblemática de la ciudad. Su hijo quiso ir más allá y ordenó la edificación del Templo IV, la estructura prehispánica en forma piramidal más grande de toda la región maya, que alcanza los 70 metros de altura y cuenta con una plataforma basal de 156 por 80 metros.

El Templo IV, recuerda el arqueólogo Oswaldo Gómez, asesor técnico del Parque Nacional de Tikal, quedó sin explorar durante años. Cuando en la década de los sesenta el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Pensilvania llevó a cabo trabajos de restauración y exploración en Tikal, no “excavó profundamente” en torno al Templo IV “porque la estela y el altar que se encuentran frente a la escalinata frontal del edificio no estaban talladas”.   

“Ellos intuyeron que no había una tumba importante y nunca  excavaron”, agrega en entrevista con Excélsior. Más de medio siglo después de las primeras y más importantes exploraciones que sacaron a la luz la ciudad de Tikal, un grupo de especialistas guatemaltecos trabajan desde finales de 2012 para arrancarle a la selva los vestigios del importante y monumental edificio: el Templo IV.

El proyecto comenzó en 2005 con trabajos de investigación arqueológica que determinaron que el Templo IV no fue un edificio construido para albergar una tumba (las edificaciones mortuorias de los reyes de Tikal se localizan en la Acrópolis norte) sino que se trató de una construcción destinada a exaltar las glorias militares de Yik’in Chan kawiil y mantener el dominio frente a su pueblo.

El edificio, construido alrededor del año 741 d.C., dice Gómez, “como todos los grandes templos de Tikal son escenarios desde los cuales los gobernantes de la ciudad mostraban poder a su pueblo y a los pueblos vecinos, la arquitectura para los mayas era utilizada como un método para mostrar el poder e imponerse ante las personas, para eso servía la arquitectura monumental a los gobernantes mayas, para estar sobre la población y dominarla, mantenerla sometida”.

El Templo IV no sólo fue esplendoroso por su tamaño, sino también por sus acabados. Enrique Monterroso Rosado, restaurador a cargo de los trabajos, señala que “en su momento el edificio fue una belleza: como casi todos los templos de Tikal estuvo pintado de rojo con franjas negras y sus cámaras estaban decoradas por dentro”. Originalmente contó con una serie de dinteles de madera que fueron sustraídos alrededor de 1700 por Gustav Bernoulli y llevados a Basilea, Suiza, donde se conservan en el Museo de las Culturas de esa ciudad.

El llamado Dintel 3, es una muestra de la maestría de los artistas mayas de Tikal. En sus diferentes segmentos muestra una escena, finamente tallada, donde aparece Yik’in Chan Kawiil conmemorando una victoria sobre la ciudad ahora conocida como Perú-Waka, ubicada al noroccidente de Tikal. De esa joya prehispánica, Guatemala sólo conserva una copia en vaciado de resina que se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología de su capital.

Ardua labor

Junto con su padre, Enrique Monterroso Rosado trabajó también en la restauración del Templo I o del Gran Jaguar y en otras construcciones prehispánicas en Guatemala. La labor que ahora lleva a cabo será una larga andanza. Según sus estimaciones, los trabajos para mostrar una parte de lo que fue el Templo IV podrían prolongarse seis años más.

Las labores ya tienen un avance del 20 por ciento pero de acuerdo con Monterroso, no se busca rescatar completamente el edificio, pues los costos del mantenimiento en el futuro serían imposibles de costear, sino sólo el 25 por ciento de lo que fue. “Actualmente tenemos contratadas 30 personas y un arqueólogo asistente y yo como restaurador, solo trabajaremos en la esquina noreste hasta alcanzar el séptimo cuerpo y parte de la escalinata ceremonial de acceso, hablamos de un total de 80 metros como por 40 metros de altura y tardaremos unos seis años con la cantidad de personal que tenemos de acuerdo al recurso que asigna el estado”, señala.

Los trabajos previos de investigación arqueológica, agrega, permitieron al equipo de restauradores toparse con los muros del edificio prácticamente despejados pero en algunos segmentos debió realizarse una excavación final para revelar los muros. “Vamos tomando como referencia todas las piedras originales y vamos restaurando dándole terminación a los sillares originales y en donde no los encontramos aunque tengamos el nivel de altura sólo se deja lo que está a la vista”.

En el camino, cuenta, “se localizan además grietas y raíces muy profundas, hay que hacer limpiezas muy profundas, en el segundo basamento nos hemos topado con que el deterioro se fue más adentro de lo que es el relleno y el muro de fachada final abarcando las celdas constructivas, tuvimos que desmontar parte de esas las celdas y volver a levantar para dejar muy estable”.

“Es una obra muy costosa y en el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala los fondos son ajustados a las necesidades básicas; la dimensión del trabajo es impresionante y requiere mucho personal y materiales para la obra”, enfatiza Oswaldo Gómez; hay que hacer del trabajo que sacará nuevamente a la luz el edificio más grande de toda la región maya, construido en un solo momento y sólo comparable con el edificio La Danta, de la zona de El Mirador, también en Guatemala, cuya altura se compone de un conjunto de edificios, es decir de la superposición de un edificio tras otro.

Sólo se tiene mapeado diez por ciento

Sólo 20 por ciento de la zona monumental de Tikal y menos del 10 por ciento del total que se encuentra mapeado, ha sido restaurado, estima el arqueólogo Oswaldo Gómez. “La ciudad es muy grande, existen mapeados 16 kilómetros cuadrados, desde la Plaza central del sitio esta mapeado pero sabemos que es mucho más intenso, lamentablemente la investigación integral de Tikal se desarrolló en la década de los sesenta bajo el auspicio de la Universidad de Pensilvania y luego solo ha habido pequeños proyectos que han intervenido sectores de la ciudad pero no han trabajado la ciudad en su conjunto”, opinó.

“Restaurado no está ni el 10 por ciento de la ciudad; sólo el Templo I y el II están casi restaurados al 100 por ciento, al II le falta cinco o diez por ciento de restauración. El Templo IV hasta ahora que se está haciendo la restauración de un sector de su basamento escalonada y lo mismo se hizo en el Templo V que tiene 52 metros de altura, desde esa perspectiva y para la cantidad de edificios que hay en Tikal tal vez estemos hablando de que 20 por ciento de la zona monumental y quizás un 10 por ciento de la zona en total este restaurado.”

La zona arqueológica de Tikal (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979) se encuentra dentro del Parque Nacional de Tikal que comprende 576 kilómetros cuadrados. A decir de Gómez, en ese perímetro no sólo se localiza la ciudad de Tikal sino que hay por lo menos 13 pequeñas ciudades más “que están actualmente estudiadas y reconocidas por el Atlas Arqueológico de Guatemala”.

El especialista estimó que a más de 50 años de que la institución académica estadunidense llevó a cabo los primeros trabajos de investigación, resulta “importante” llevar a cabo una revisión del estado actual de conservación de la Gran Acrópolis, el conjunto más emblemático. “Creo que lo más importante que nos toca es hacer una revisión del estado de la Gran Acrópolis central  porque ésta fue restaurada e investigada en los años 60; y la exposición directa, después de muchos años de abandono, al intemperismo, el sol, el viento, el agua de lluvia, la han alterado bastante, creo que la zona más importante a intervenir es esa y la Acrópolis Norte”.

Esta última zona, donde se localizan los templos funerarios de los antiguos gobernantes, comenzará a ser restaurada en breve gracias a un proyecto de la Universidad de Kanazawa, Japón. “Ya tenemos el proyecto que deberá iniciar dentro de muy poco, la universidad ya tiene los papeles listos, el proyecto comenzó y está en su fase de creación en cuanto a documentos, se intervendrá este lugar y yo creo que el gobierno de Guatemala al terminar la restauración del Templo IV o antes de ser posible, deberá empezar la revisión de la restauración de la Gran Acrópolis central, la zona palaciega del sitio”. La ciudad de Tikal alcanzó su apogeo entre el 200 y 900 d.C. su influencia e interacción alcanzó incluso ciudades como Teotihuacán, muy cerca del Valle de México.