Rodrigo Barranco Déctor/Veracruz.- En la terminal de la Ruta 4, que cubre colonias de la zona norte de la ciudad de Veracruz y su centro histórico, yacía un microbús, modelo 1992, jubilado y abandonado tras años de servicios. Debido a que la delegación de Transporte Público del Estado ya no permitía que la unidad circulara, Magaly Delfín Yepez, logró encontrarle un mejor uso.
La mujer de 40 años, madre soltera, no tenía trabajo formal, su hogar lo sostenía de la venta de comida y desayunos a los operadores de camiones que hacían punto muy cerca de su casa, en el barrio del Vergel.
Su sazón gustó tanto a los choferes que cuando se enteraron que la terminal cambiaría de domicilio a la avenida Nuevo Veracruz, no dudaron en ofrecerle una opción laboral a Magaly.
"Los compañeros, como les gustó mi comida, me propusieron comprar este micro para que yo pudiera traer mi cocina, de mi casa a aquí al encierro, así les hago de comer todos los días y los fines de semana me lo llevo manejando, porque todavía anda, para lavarlo y limpiarlo", dijo la orgullosa cocinera.
Desde hace cuatro años, el Chevrolet 3.5 toneladas dejó de transportar personas para convertirse en un puesto de picadas (antojito típico de Veracruz), que alimenta a por lo menos 30 operadores de la Ruta 4, Vía Corta.
Si Magaly necesita algo, los conductores no dudan en hacer una pausa en su ruta para llevarle refrescos, hielos, aceite y hasta el pollo que usa en sus guisos.
"No tenía trabajo y esto se me ocurrió. La verdad me gusta y soy feliz porque no me gusta que me manden y aquí yo soy la jefa. Ya acabé de pagar el carro, me costó 15 mil pesos y la verdad valió la pena", dijo la mujer.
El microbús es custodiado por una perra, amarrada a su puerta principal, atenta a ladrar si un extraño se acerca.
"Cuando cambiaron de lugar la ruta, que me quedaba un poco lejos de mi casa, pensé en poner un puesto pero el dueño del terreno no me dejó y fue por eso que se nos ocurrió el microbús porque así vimos que lo hacen en Estados Unidos", comentó.