Soy de las personas que no se rinden, afirma.
Ana Alicia Osorio/AVC
Veracruz
Hace varios años la vida de Rodolfo Ortega cambió cuando un accidente le hizo perder sus manos, pero eso no le ha hecho perder el ánimo y las ganas de salir adelante.
Ahora conduce un taxi que ha adaptado para manejar con las prótesis y que fue robado, pero recuperado unas horas después gracias al apoyo de la población.
Él, recuerda, tenía solo 21 años cuando estaba trabajando en las alturas y tocó por accidente un cable de alta tensión que le hizo caer de los seis metros de altura donde estaba.
“Desde que yo caí le di gracias a Dios, en ese momento esperaba la llegada de mi primer hijo que resultó ser niña, desde que yo reaccioné le pedí a Dios que nada más me dejara ver a mi hija y de ahí me ponía en sus manos a lo que él dispusiera, gracias a Dios llevo 20 años con mi discapacidad, pero aquí sigo”, cuenta.
En ese momento siguieron un estado de coma, hospitales, operación, colocación de prótesis con las que tenía que adaptarse para salir adelante y años de ir y venir a pedir empleos que no le daban por su discapacidad.
“No podía trabajar y cansado de la soledad porque me encerré como un año en mi cuarto a que nadie me viera (...) fui a varias ferias del empleo. En todas me decían que sí, que no había problema, que nosotros te hablamos, pero la realidad es que nunca llegó una llamada, ni para velador me contrataron, hasta que un día un señor –que Dios lo tenga en su gloria porque el señor ya falleció– desde entonces llevo 11 años laborando en servicio de taxi”, narra.
“Mi primer carro fue un carro convencional, sin clima, dirección mecánica, muy duro y a los tres días en los muñones me sacó unas ampollas muy feas, pero yo soy de las personas que nunca me he rendido”, afirma.
Ahora ya tiene su propio taxi, al que le colocó una bolita en el volante y una palanca especial para que le fuera más sencillo y menos cansado manejar durante todo el día.
Pero a pesar de su lucha y sus ánimos, no siempre ha sido sencillo todo, pues recuerda cuando menos a una señora que no quiso subirse con él y muchas otras a quienes les causa curiosidad su situación, por lo que ha bromeado en poner un folleto con preguntas frecuentes sobre su discapacidad.
“Una señora me tuvo miedo, no le dio tiempo de primero observar y luego juzgar, en esa ocasión era una carrera muy larga y no me acuerdo cuánto le cobré, pero cuando me dijo ‘mejor me voy en otro taxi’, le dije: ‘Señora, súbase por favor, no le voy a cobrar nada, simplemente quiero que vea usted mi trabajo’ (...) la señora no quiso, en ese momento me dio una impotencia, me sacó unas lágrimas la señora”, cuenta.
El 15 de enero Rodolfo fue a comprar un pastel para un cumpleaños y al salir se encontró con que el taxi con el que obtiene el sustento para él, su esposa y dos hijos, ya no estaba. Unos ladrones se lo habían llevado.
Tras colocarlo en redes sociales, una mujer lo vio en la vía pública y pudieron encontrarlo. Aunque está sin llantas y algunas pertenencias, Rodolfo está seguro que trabajando todos los días podrá salir adelante.
“La vida continúa, hay gente por redes sociales que me ha querido apoyar (...) yo no soy una persona que busca el beneficio, abusar de mi situación vaya, lo necesito, pero no me gustaría que se mal interpretara a que me aprovecho de la situación”, asegura.