* En la entrada al recinto existe un espacio donde a diario algunos vagabundos ingresan para dormir o hacer sus necesidades fisiológicas
*Espacio se encuentra repleto de escombro, heces fecales y desechos de todo tipo
Carlos Navarrete
Veracruz
No sólo los alrededores del expenal de Allende padecen del problema de la basura y malos olores, sino también de un grupo de malvivientes que se adueñó de uno de los espacios ubicados en la parte frontal del inmueble para convertirlo en hogar y sanitario.
El edificio histórico que funcionó como penitenciaria en el puerto de Veracruz por más de 100 años hoy en día está convertido en el Juzgado Tercero de Primera Instancia.
En su interior hay algunos escritorios, mesas, sillas, muebles para guardar archivos y equipo de cómputo para realizar los trámites.
Sin embargo, en la entrada al recinto existe un espacio carente de protección metálica en las ventanas, por donde diariamente algunos vagabundos ingresan para dormir o hacer sus necesidades fisiológicas.
Repleto de escombro, heces fecales, restos de madera, papel periódico y desechos de todo tipo, el lugar permanece a la vista del público, sobre la avenida Ignacio Allende.
Hace algunos años, por disposición del entonces gobernador del estado, Fidel Herrera Beltrán, los reos que cumplían sentencia dentro del penal fueron trasladados a otros centros penitenciarios.
En aquel entonces, decenas de efectivos del Ejército y Policía Federal Preventiva se hicieron cargo del traslado de reclusos, quienes viajaron a bordo de autobuses tipo turísticos.
Desde entonces, el Centro de Readaptación Social regional (Cereso) Ignacio Allende se convirtió en un cúmulo de oficinas pertenecientes al Poder Judicial del Estado de Veracruz.
Dicha situación fue aprovechada por algunas personas de la calle para radicar en los espacios abandonados.
Ante la falta de vigilancia, ingresaron a la sección que se ubica en la parte de enfrente para habitarlo.