28 de Noviembre de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Familias de desaparecidos continúan en plantón frente a MP de Tierra Blanca

“No es posible que el gobierno se esté robando a nuestros hijos”, es la leyenda que se lee a la entrada de la agencia del Ministerio Público de Tierra Blanca.

La fotos de Juan de Dios y Rodrigo Gómez López, jóvenes de apenas 20 años, se observan en la lona donde la frase se completa: “Se los robaron los estatales, vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

Desde hace 42 días, familias de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca, han hecho de esta agencia su casa, en la entrada hay un altar que ha ido creciendo con el paso de los días, a la foto de Susana, Bernardo, José, Mario y Alfredo, se han ido sumando el de otros desaparecidos.

El altar está más fortalecido. Una treintena de velas, flores, biblias y rezos en papeles, rodean el altar improvisado en dos bancos, la virgen de Juquila y hasta la foto del Papa, Francisco, rodean el lugar.

En la entrada también hay un calendario con días tachados, ya son 42 y la leyenda dice: “Los estamos esperando”.

En el patio que antes era estacionamiento, frente a la minioficina de la Policía Ministerial, ahora hay instaladas más de doce colchonetas, también un comedor de mesas de plásticos.

El lugar está acondicionado como casa, hay refrigerador, hieleras, dos microondas, parrillas eléctricas, de gas, y la cocina está en permanente uso por 24 horas.

El baño de la agencia también ha sido personalizado, siete cepillos de dientes, y pastas dan constancia del uso casi domiciliario.

Las colchonetas están en orden, una tras otra, ahí de vez en cuando familiares se sienten cansados, ven pasar las horas.

Este domingo, es de visita, la entrada custodiada por policías de la fuerza civil, se abre y se cierra constante, a la visita de observadores de la Organización de las Naciones Unidas se han sumado el de familiares y amigos que van a solidarizarse una horas con los padres y madres.

“Es como estar preso, hay días de visita, y nos entretenemos con las atenciones, luego se van, y esto se queda triste, volvemos a la realidad, es feo”, señala José Benítez, padre de uno de los cinco desaparecidos.