Veracruz
Las estrategias preventivas, aplicación de biológicos y las acciones de control larvario son efectivas hasta en 95 por ciento en el combate de enfermedades transmitidas por vector, pero de nada sirven si la población no coopera o hace su parte para la eliminación de los criaderos en los hogares.
Así lo aseguró el jefe de la Jurisdicción Sanitaria número VIII, con sede en Veracruz, Lorenzo Castañeda Pacheco, quien precisó que estas labores permiten obtener información puntual, durante tres meses, sobre la presencia del mosco trasmisor del dengue y la chikungunya, y al mismo tiempo regular los ejercicios a seguir para su combate.
“Los problemas en los que se hace evidente la presencia del mosquito es por la existencia de criaderos donde persisten, de acuerdo con la tipología de los depósitos, por descuido o apatía de la población por destruir y controlar estos focos de infección y propagación”.
Explicó que la proliferación del vector que produce el dengue y la chikungunya no es por falta de fumigación o rociado espacial, sino que la presencia es persistente en depósitos a cielo abierto que se ubican en hogares y terrenos baldíos.
La Secretaría de Salud, dijo, hace las acciones correspondientes en el combate, apoyadas por el Departamento de Enfermedades Trasmitidas por Vector, que cuenta con herramientas efectivas como la Plataforma del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave), Unidad de Bioensayo, Monitoreo de Ovitrampas, Plataforma Entomológica y Control Integral del Vector, así como la realización de estudios entomovirológicos.
Por otra parte, aclaró que en ningún momento la Jurisdicción Sanitaria utiliza material caducado en las labores de fumigación y rociado espacial; se cuenta con la Unidad de Bioensayo, localizada en el Ejido Primero de Mayo, en el municipio de Boca del Río, la cual se encarga de supervisar que se tenga material biológico en óptimas condiciones, sobre todo porque es manejado para fines de investigación operativa aplicada a la entomología médica y el control de los vectores, para la optimización de recursos.
Adicionalmente, la Unidad de Bioensayo realiza cada mes una evaluación de los insecticidas utilizados en las actividades diarias, arrojando un porcentaje de mortalidad de 100 por ciento y una residualidad mínima de tres meses.
El servidor público destacó que estas herramientas y técnicas utilizadas, han permitido avanzar en los últimos cuatro años en la obtención de información sustentable para la aplicación de las acciones preventivas y resolutivas en lugares de mayor densidad y riesgo. A la fecha, el indicador larvario arroja 93.3 PHM, parámetro considerado de bajo riesgo y la tendencia es que siga reduciéndose aún más.
Castañeda Pacheco informó que en el presente año el área de Vectores ha llevado a cabo acciones de control larvario en 806 mil 364 casas, con la aplicación del producto Temephos, abate granulado a uno por ciento, y ha promovido el saneamiento básico; en barrido de rociado se ha trabajado en 47 mil 453 hectáreas con el producto Cloripinfos (mosquitocida uno ULV), organofosforado de baja toxicidad y recomendado para su aplicación en zonas urbanas.