El equipo de gimnasia rítmica mexicano que salió de la guerra en Israel para clasificarse en sus primeros Juegos Olímpicos.
AGENCIAS
CDMX
La entrenadora del equipo de gimnasia rítmica mexicano, Blajaith Aguilar, describe el año 2023 como una “montaña rusa”. Ella y las jóvenes gimnastas de entre 16 y 22 años tocaron fondo el 7 de octubre en Israel, el día en el que Hamás decidió atacar desde la Franja de Gaza territorio israelí. Estaban concentradas en Tel Aviv, donde preparaban los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile. Allí consiguieron un mes después del inicio del conflicto armado el histórico pase a los Juegos Olímpicos de París, en la que será la primera participación de México en esta modalidad.
El camino hasta llegar al tapete olímpico ha sido difícil desde que se creó el equipo de gimnasia rítmica mexicano en 2005. Las citas de Pekín, Londres y Río de Janeiro fueron un imposible. En 2016, Aguilar dejó la danza contemporánea en Suiza y decidió aceptar la propuesta para hacerse cargo del conjunto. Los primeros frutos del trabajo se vieron en 2018, cuando México fue campeón centroamericano. La mira estaba puesta en Tokio 2020, pero a pesar de quedar entre los 10 mejores combinados del mundo, la puerta quedó cerrada. De las cinco gimnastas de ese ciclo olímpico solo se quedó la actual capitana, la yucateca Adirem Tejeda, de 22 años. Y se unieron al equipo Dalia Alcocer (Yucatán, 20 años), Kimberly Salazar (Veracruz, 20 años) y Sofía Flores (Coahuila, 19 años).
En 2023, la yucateca Julia Gutiérrez, de tan solo 16 años, fue la última incorporación. Y lo que tuvo que vivir estuvo lejos de ser la vida de una adolescente normal. El 7 de octubre los fusiles y las bombas comenzaron a sonar mientras el equipo estaba concentrado en Israel preparando los panamericanos. “Ahora lo vemos y crecimos mucho como equipo. Aprendimos a valorar la vida y las cosas que realmente importan”, explicaba la entrenadora hace dos meses.
Tras pasar tiempo en búnkeres y áreas de seguridad, las gimnastas vuelven tres días después del ataque junto a cientos de mexicanos en uno de los aviones que el Gobierno mexicano trasladó a Israel para repatriar a sus connacionales. Al volver, los focos estaban puestos en las jóvenes gimnastas que habían vivido esa horrible experiencia. “Para bien o para mal, esta triste historia en la que quedamos atrapadas nos sirvió para que la gente conociera un poco más de nuestro deporte”, explica Aguilar.
La vuelta de Israel, apenas 20 días antes de los panamericanos, era una herida abierta. En juego estaba el clasificar por primera vez a México a las pruebas de gimnasia rítmica de unos Juegos Olímpicos. Y las chicas, que hacía muy poco habían tocado fondo, lo consiguieron. La plata en el All Around -modalidad en la que se puntúan las actuaciones con cuatro de los cinco aparatos de la rítmica: aros, cintas, cuerdas, mazas o pelotas- de Santiago de Chile, solo superada por el equipo brasileño -que ya se había calificado por otra vía a las olimpiadas-, sirvió para medirse en París a los otros 14 conjuntos clasificados.
El éxito se debe al trabajo de las chicas de no más de 22 años. A pesar de su juventud, su día a día difiere mucho del de cualquier persona de su edad. Se levantan en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR) antes de las siete para cambiarse y desayunar para ir al entrenamiento de ballet, que comienza sobre las 7.40 horas, explica Salazar. Terminan de danzar a las nueve y enseguida pasan al velódromo de Ciudad de México para mejorar la gimnasia durante cuatro horas. Por la tarde tocarán otras cuatro horas y media de entrenamiento. A la noche solo quedará un poco de tiempo para cenar y estudiar. “Yo creo que el estar lejos de mi familia es lo que más me ha costado, es una decisión que tomas por perseguir tus sueños”, explicaba en entrevista con este periódico Gutiérrez, la joven yucateca de 16 años.
El esfuerzo servirá para que este viernes el mundo vea en el tapete la primera actuación rítmica de México en unos olímpicos. Aguilar habla abiertamente de lo que harán en El AccorHotels Arena de París-Bercy. Al ritmo de Stayin Alive, de los Bee Gees, harán la primera rutina con aros, en la que representarán el símbolo olímpico. “Haciendo ese reconocimiento, que es la primera vez que estamos en unos Juegos Olímpicos y que estamos invitadas a la mayor fiesta del mundo”, anuncia la entrenadora. “Somos pronosticadas del 10 al 14 (en la clasificación). Hacer un gran papel es el objetivo primordial”, prevé Aguilar. Aunque la preparadora nunca descarta pasar a la final tras quedar entre los ocho primeros: “Tal vez en la gimnasia rítmica somos un poco malinchistas. No nos damos el valor que en verdad tenemos como mexicanas”.