Además, en lo anímico tampoco ha estado al 100 por ciento, al haber emigrado, por cuestiones de estudios, a Louisiana, en Estados Unidos.
“Se me juntó con escuela nueva, país nuevo, lenguaje nuevo, entonces yo no me siento muy bien esta temporada”.
“Pero ya vine aquí, estaré aquí tres meses y pienso enfocarme muchísimo con mi entrenador Héctor Ruiz, intentar avanzar lo que dejé”, subrayó.
Consideró que los ánimos le han cambiado desde que volvió a Xalapa y eso puede servir durante su prueba de este martes.
“Yo vivo aquí a 10 minutos (del estadio), están los amigos, entonces ahora me siento muy bien”, acotó.
Aseguró que se parará ante el colchón con la firme idea de refrendar el oro y superar los 3.50 metros que consiguió en Tijuana el año pasado.
“Pero en un mes yo creo que estaré arriba de los 3.80, que es con lo que acabé el año pasado”, destacó.
El problema que deberá sufrir Brenda es que pasarán alrededor de dos horas para que ella salte y estará sentada al lado de la competencia esperando su turno, que se eliminen las de menor marca y de ahí no podrá moverse, salvo para ejercicios de calentamiento.
“No te dejan ni entrar con audífonos (risas)”, añadió.
En cuanto a lo que ha aprendido en Estados Unidos, es a acostumbrarse a competir cada semana dentro del circuito de la NCAA, gracias a la beca que tiene para estudiar y entrenar.
“Pero todavía no sé si me voy a quedar en Estados Unidos, no me convence mucho, extraño mi país, mi cultura, apenas está por verse esto”.
“Académicamente está muy bien, no tiene comparación en eso con México, y la competencia está muy bien; el competir cada semana te inspira muchísimo. El primer es difícil, pero luego te acostumbras”, apuntó.
Finalmente, agradeció el trabajo que ha tenido con su entrenador Héctor Ruiz Escalante.
“En México casi no hay entrenadores de garrocha, a lo mucho cuatro, y siento que él es muy bueno y puede compararse con uno de Estados Unidos, pero el apoyo y los viajes no tienen comparación”, concluyó.